sábado, 28 de octubre de 2017

¿Cambio? Y si cambio, ¿Cómo?



Dos preguntas. Dos respuestas.

A la primera pregunta:

Cambiar no es una obligación. Cambiar solamente tiene sentido si hay algo que entiendes te dificulta el día a día y quieres cambiarlo. La palabra clave es querer.

A menudo leo y oigo lo de salir de la zona de confort, y lo maravilloso y valiente que es cambiar, y, aunque seguramente sin esa intención, implícitamente puede entenderse que si no cambias estás cometiendo un error, o pecas de cobardía o, de alguna manera, no estás a la altura. Y no es así. Tan bueno es cambiar como no cambiar, cambiar solamente debería nacer de tu voluntad, y solamente como medio de conseguir algo concreto que tú deseas. Es más, te diría que, muchas veces, la clave del bienestar es saber aceptarte y quererte con todas tus supuestas imperfecciones, sin dramatismos (1).

A la segunda pregunta:

Hoy en día hay un montón de información sobre el cambio: artículos, libros, cursos, conferencias… Hay un montón de profesionales que ofrecen un montón de técnicas, consejos, estrategias, … Hay un montón de personas, como yo, que, por carácter (2) u otras razones, tienen inquietud por cambiar.

Según lo veo yo, y basándome en mi experiencia y en todo lo que he ido estudiando, leyendo y practicando, el camino no es tan fácil y rápido como algunos te lo venden. Sé que hoy en día todos deseamos que las soluciones sean fáciles, rápidas y eficaces. No tenemos mucho tiempo y tendemos a distraernos, y es que ya nos esforzamos lo suficiente cada día como para añadir más esfuerzo, ¿no? Así que compramos una y otra vez las soluciones fáciles y rápidas creyendo que serán efectivas. Y no lo son… así que acabamos invirtiendo tiempo, dinero e ilusiones en lo que, al final, solamente es más conocimiento sobre técnicas, teorías y modelos… sin que veamos su reflejo en el día a día. Y, desengáñate, lo que no notes y noten en tu día a día no es cambio.

¿Y hay otra opción? Pues la de construir desde abajo, empezando por los cimientos. ¿Es fácil? No. ¿Es rápido? No. ¿Es eficaz? Si.

Te hablaré más de este cómo en el próximo post. ¡Pasa una feliz semana!




(1)  Que sepas que esto también se entrena… Y es la mejor inversión que puedes hacer, te lo aseguro.
(2)  Supongo que a estas alturas del post ya sabrás que tener o no la inquietud o la necesidad de cambiar no te hace mejor ni te hace peor ;))


lunes, 23 de octubre de 2017

¿Es la comparación la muerte de la alegría?



Es muy humano compararse con otros. Si lo haces bien, puede ser una fuente de motivación. Si no lo haces bien, es fácil que te lleve a la envidia, a la baja autoestima e, incluso, a la depresión (1).

Creo que vale la pena hacerlo bien ¿no? Una de las cosas que hay que tener claras es que si asocias el cómo te valoras a la comparación con otros, es seguro, seguro que vas a perder, SIEMPRE. Es de las pocas cosas que son seguras en este mundo.

Otra cosa que hay que tener clara, clarísima, cuando te comparas con alguien, es que la imagen que todos presentamos hacia el exterior, poco o mucho, es una versión editada de nuestra realidad (2).

Te recomiendo que veas este breve corto (dos minutos). Es muy ilustrativo esto en el ámbito de las redes. En este caso concreto es facebook, pero podrías extrapolar a otras redes:


Así que vigila al comparar. No te creas todo lo que veas, ni presupongas que los otros viven una vida feliz o completa, o lo que sea. Ya lo dice el refrán “no es oro todo lo que reluce”. Y contra esto: piensa, discierne, aplica el pensamiento crítico. Es muy posible que, si lo haces, descubras cosas en tu vida que valen mucho más la pena de lo que creías.






(1) De ahí la cita de Mark Twain que inspira el título del post “La comparación es la muerte de la alegría”

Hace poco leía este artículo: http://www.tendencias21.net/Los-paises-mas-felices-registran-las-mayores-tasas-de-suicidios_a6364.html donde se aborda la paradójica relación entre prosperidad y suicidio. Resulta que los países con mayor índice de prosperidad también lo tienen de suicidio. Se sugiere que el compararse con otros podría estar en el origen de esta paradoja. A veces, tendemos a ver en los otros aquello que nos falta, y nos centramos en la carencia, y no somos capaces de ver en nosotros mismos todo lo que tenemos, todo lo que somos.

(2) Todos tendemos a esconder nuestras “miserias” y a mostrar nuestra mejor cara. Y, asimismo, tendemos a presuponer que lo del otro es mucho mejor de lo que realmente es.

-Qué dice la ciencia al respecto: “Misery Has More Company Than People Think: Underestimating the Prevalence of Others’ Negative Emotions



martes, 17 de octubre de 2017

Por los que se han ido antes de tiempo…Celebra la vida


Este sábado murió en accidente de coche la hija de un amigo. No puedo ni imaginar lo que siente. A mí, por unos días, me ha trastocado el orden de prioridades. Que pequeñas se me antojan según qué cosas en estos momentos…

Quizás para darle un sentido a todo esto, hoy te propongo que celebres la vida, que la celebres por todos los que se van antes de tiempo.

Es fácil, abraza a tu padre, a tu madre, a tus hijos, hermanos, tíos, amigos… Abraza fuerte, casi estruja, déjate ir. Y si no abrazas, si no es lo tuyo, di que le quieres, que es importante para ti. No hace falta elaborar, simplemente di que le quieres, que te importa, dilo por todos los que no podrán ya decirlo.

Puede que hayas tenido un mal día, o estés agobiado por todo lo que tienes que hacer, o preocupado por temas de trabajo, o de relaciones, te entiendo, a mí me pasa, a todos nos pasa, pero, para un instante y abrázale, y dile que te importa. La vida es frágil, nunca sabes si mañana podrás hacerlo.

Aprovecha hoy, y mañana, y el otro, aprovecha todos los días. Estar vivo, tener gente a la que quieres y te quiere, gente a la que abrazar, a la que querer, es un privilegio. Agradécelo y disfrútalo.

Cada abrazo que des hoy, dalo por los que ya no pueden abrazar a los que han dejado atrás.

Hoy mis abrazos van por ellos.