martes, 19 de diciembre de 2017

Cosas que sabes, pero que quizás no ves…



Estos días pienso en cómo la forma con la que nos relacionamos con nuestro futuro y nuestro pasado afecta a nuestro día a día.

Cuando lo único constante es el cambio, unas buenas raíces nos dan sostén y nos nutren, y una firme visión de cómo queremos ser y vivir nos marca el rumbo.

Si lo miras como yo lo miro, solamente hay presente. Estoy siempre en el presente, y este presente es fugaz, porque, tal como lo vivo, se convierte en pasado y, en nada, doy paso inmediato a lo que antes era mi futuro y ahora es mi presente.

El pasado nos hace cómo somos en cada momento. Cada experiencia, agradable o desagradable (1), que vivimos nos cambia o nos reafirma y, sobre todo, si estamos atentos, nos enseña. Una relación sana (2) con nuestro pasado nos enraíza y nos sostiene.

Nuestra capacidad de visionar el futuro nos da motivación, impulso y dirección. Cuanto más capaces seamos de entablar una relación adecuada con nuestro “YO futuro”, mejores decisiones tomaremos (3).

Cuando te das cuenta que todo es presente, nutrido & sostenido por tu vivencia del pasado e impulsado & dirigido por tu visión del futuro, es más fácil que evites caer en los riesgos de hipotecar presente o futuro o de renegar del pasado.

Cuando te das cuenta que todo es presente, aprendes a conectar y convivir con lo que te pasa momento a momento, aprendes a hacer más fácil y más intenso cada momento, a darle un sentido como lo que es: fruto del momento pasado y simiente del momento futuro.






(1) Fíjate que utilizo agradable/desagradable en lugar de buena/mala. Y es que no existe lo bueno o malo en sí mismo. Las experiencias, al final, son lo que nosotros hacemos con ellas.

http://www.alexrovira.com/reflexiones/blog/articulo/buena-suerte-mala-suerte-quien-sabe

(2) Aceptar y dar espacio a este pasado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario