domingo, 23 de septiembre de 2018

¿Me lo merezco?




Hace unos días vi este cortometraje (1):

Ha ido rondando las redes sociales, siendo recomendado por su contenido, ya que celebra la amabilidad y la comprensión. Es un corto bonito, y, sí, destaca estos valores.

Pensaba en el corto ya que le estoy dando vueltas estos días a cómo nuestra mente interpreta las situaciones en base a la información que tiene disponible, y cómo esto puede llevarnos a conclusiones y acciones poco adecuadas y que no nos ayudan. Así que le daba vueltas a cómo el protagonista cambia radicalmente su conclusión y, por ende, su comportamiento, al acceder a una información adicional que desconocía, y, de repente, atino en otra lectura: el corto puede llevarnos a pensar que cuando hacemos algo por alguien, obtenemos una devolución de ese alguien equivalente. Y pienso: Ufff, qué peligro.

¿Cómo puede ser peligroso dar por supuesto que lo que hagamos “de bueno” nos ofrece automática y directamente una devolución? Suele ser un mensaje recurrente en fábulas, cuentos, películas…, éste y el contrario: las malas acciones conllevan también una devolución, en este caso negativa.

En mi opinión, es un peligro ya que nos puede llevar a la frustración. Y a eso viene lo del título “¿Me lo merezco?”. Creo que nadie se merece nada (ni bueno ni malo), no creo en el karma (2) ni bueno ni malo. Creo en que cada uno tengamos nuestra ética, nuestra coherencia, nuestros valores bien claros y, en base a ellos, nos comportemos y actuemos, sencillamente porque son nuestra ética, nuestra coherencia y nuestros valores, no porque entendamos que con ese comportamiento y esas acciones vayamos a tener un retorno equivalente.

Sé que ayuda pensar que, si trabajo duro, o si soy amable, o lo que sea, conseguiré eso o lo otro porque me lo merezco, o que, sencillamente, la vida me dará un trato amable, pero no es así, hay muchos factores que están fuera de nuestra área de influencia. Y sí, pienso que seguro que hay un montón de personas que se comportan y actúan con malicia y poco respeto por los demás y que viven una vida agradable. Es así y punto.

Yo creo que transmitir la idea de que existe esta “compensación” directa y equivalente a nuestro comportamiento y a nuestros actos nos facilita optar por ellos en el corto plazo, pero puede llevar a crear frustración, rabia y resentimiento en aquellos que lo crean profundamente y no vean sus expectativas cumplidas. Esta frustración suele acompañarse de un ejercicio de buscar la causa (o más bien la culpa) en otros, y no en, quizás, una estrategia y/o unas expectativas poco adecuadas y/o sencillamente, unas circunstancias fuera de nuestra influencia.

Creo que saber transitar por la vida con tu ética, tu coherencia y tus valores claros y alineados con tu comportamiento y tus acciones es la única y mejor recompensa a la que debes aspirar.



(1)  Comentario: figura en youtube como ganador de un oscar a mejor cortometraje de animación, pero he sido incapaz de encontrarlo mencionado como tal en ningún sitio. Puede que sea otra muestra de lo fácil que es encontrar información incorrecta en internet. Sí que lo he encontrado como anuncio de marca para unos grandes almacenes chinos: https://brandinginasia.com/chinas-jd-com-releases-joy-story-animated-short-film-campaign-spot/.

(2) En ese karma que, desde mi ignorancia, entiendo como que tus acciones bondadosas te retornan bondad.



domingo, 16 de septiembre de 2018

No estamos solos



No, no estamos solos. Es importante que lo sepas. Sentirse solo en los problemas que surgen en el día a día dificulta cualquier acción, dificulta ver lo bueno en lo que nos rodea y nos dificulta acercarnos a los demás.

Es importante que sepas que nadie, absolutamente nadie vive una vida sin dolor, ya sea físico, mental o ambos, nadie vive sin disgustos, sin decepciones, sin horas bajas. Es importante que lo sepas ya que hoy en día, a través de las redes sociales, es más fácil que tengamos la percepción de que los demás viven una vida “perfecta” y que sintamos que nunca alcanzaremos ese nivel. Piensa que, seguramente, estas personas vean tus páginas en redes y sientan lo mismo.

Pensando en esto se me ocurren algunas reflexiones:

1.-No dejar que me cree para mí misma unas expectativas de vida irreales.

2.-Aprender a fijar mi atención en las pequeñas cosas estupendas que pasan cada día y saborearlas.

3.- Cuando me sienta “fatal”, abrazar esa sensación, observar qué pensamientos me surgen, sentir mi cuerpo, aceptar que estoy en esa emoción y que está ahí para darme información. Escucharme.

4.- Cuando me sienta “estupenda”, abrazar la sensación, observar, sentir, aceptar y recordar lo que abracé, observé, sentí y acepté la última vez que estuve “fatal”. Escucharme para saber que soy la misma “estupenda” que estuvo “fatal”.

Al darte cuenta de que eres la misma persona, es más fácil que transites mejor por estos estados.

Al darte cuenta de que todos pasamos por estos estados, que nadie se libra, es más fácil que transites mejor por estos estados y que aprendas a ver a los otros como lo que son, como lo que tú eres: humanos.

Escúchate y aprende de ti.



domingo, 9 de septiembre de 2018

Cómo conseguir el cambio de chip






Hay dos momentos al año en los que nos hacemos propósitos de cambio: setiembre y enero. En un 89% de los casos estos propósitos de cambio se quedan en intenciones, pero esto quiere decir que en un 11% de los casos sí que se consigue.

Se ha escrito mucho sobre cómo podemos abandonar o crear hábitos, sobre el tiempo necesario para establecer un hábito y sobre las bases neurológicas en que se apoya esta nueva ciencia del hábito (1). Muchísimos estudios, cursos, artículos y libros que reflejan nuestro inmenso interés por mejorar. Esto es bueno (que nos interese cambiar cosas en nuestra vida).

Lo primero que necesito: MOTIVACIÓN. Si el cambio que quiero en mi vida no tira suficiente de mí, no podré vencer la resistencia por mucha estrategia que ponga en marcha. Si no hay motivación, habrá demasiado desgaste.

¿Y la motivación cómo nace? ¿Se me aparece? (2) En algunos casos puede surgir, pero en otros muchos la hemos de trabajar, la hemos de buscar, la hemos de desarrollar y conectarla con el hábito que queremos desarrollar. Si no conseguimos esta conexión va a costarnos demasiado cumplir con nuestro propósito.

Te pongo un ejemplo: todos sabemos de la importancia de dormir lo suficiente, pero el entenderlo a nivel intelectual no nos ayuda a establecer el hábito, solamente lo estableceremos firmemente si conseguimos conectarlo con lo que nos importa en la vida.

En el primer caso (entrevista con Bruno Hortelano, campeón de Europa de los 200 metros) leemos: “[...] entendí que si un día, para recuperarme, tenía que dormir 12 horas y luego echarme la siesta, también estaba entrenando [...]”


En el segundo caso (prólogo del libro de Emma Roca “Esport amb seny”) leemos “[...] comprendió rápidamente el significado del sueño y del descanso, su “entrenamiento silencioso”, y puso en práctica con rigor todos los consejos que le dimos [...]”


Dos deportistas, que en un momento dado conectan el sueño, el dormir, el descanso con algo importante para ellos: su rendimiento, su deporte. En el momento en que hacen esta conexión, no desde la cabeza, sino desde el “corazón”, el hábito se instala más fácilmente.

Y me recuerda un artículo que leí hace tiempo sobre el cambio, escrito por John Kotter, en el que escribía “Lo que conecta con la emoción cambia el comportamiento o refuerza el comportamiento ya cambiado” (3)

Así que busca la conexión entre el cambio que quieres introducir en tu vida y alguna de las cosas que más te importan, te facilitará estar entre el 11% de los casos que sí lo consiguen.








(1)Te anoto algunos estudios interesantes, pero hay muchísimos más....: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ejsp.674


(3) The Heart of Change – Appealing to the Heart, Not the Mind – John P. Kotter, Dan S. Cohen