domingo, 9 de septiembre de 2018

Cómo conseguir el cambio de chip






Hay dos momentos al año en los que nos hacemos propósitos de cambio: setiembre y enero. En un 89% de los casos estos propósitos de cambio se quedan en intenciones, pero esto quiere decir que en un 11% de los casos sí que se consigue.

Se ha escrito mucho sobre cómo podemos abandonar o crear hábitos, sobre el tiempo necesario para establecer un hábito y sobre las bases neurológicas en que se apoya esta nueva ciencia del hábito (1). Muchísimos estudios, cursos, artículos y libros que reflejan nuestro inmenso interés por mejorar. Esto es bueno (que nos interese cambiar cosas en nuestra vida).

Lo primero que necesito: MOTIVACIÓN. Si el cambio que quiero en mi vida no tira suficiente de mí, no podré vencer la resistencia por mucha estrategia que ponga en marcha. Si no hay motivación, habrá demasiado desgaste.

¿Y la motivación cómo nace? ¿Se me aparece? (2) En algunos casos puede surgir, pero en otros muchos la hemos de trabajar, la hemos de buscar, la hemos de desarrollar y conectarla con el hábito que queremos desarrollar. Si no conseguimos esta conexión va a costarnos demasiado cumplir con nuestro propósito.

Te pongo un ejemplo: todos sabemos de la importancia de dormir lo suficiente, pero el entenderlo a nivel intelectual no nos ayuda a establecer el hábito, solamente lo estableceremos firmemente si conseguimos conectarlo con lo que nos importa en la vida.

En el primer caso (entrevista con Bruno Hortelano, campeón de Europa de los 200 metros) leemos: “[...] entendí que si un día, para recuperarme, tenía que dormir 12 horas y luego echarme la siesta, también estaba entrenando [...]”


En el segundo caso (prólogo del libro de Emma Roca “Esport amb seny”) leemos “[...] comprendió rápidamente el significado del sueño y del descanso, su “entrenamiento silencioso”, y puso en práctica con rigor todos los consejos que le dimos [...]”


Dos deportistas, que en un momento dado conectan el sueño, el dormir, el descanso con algo importante para ellos: su rendimiento, su deporte. En el momento en que hacen esta conexión, no desde la cabeza, sino desde el “corazón”, el hábito se instala más fácilmente.

Y me recuerda un artículo que leí hace tiempo sobre el cambio, escrito por John Kotter, en el que escribía “Lo que conecta con la emoción cambia el comportamiento o refuerza el comportamiento ya cambiado” (3)

Así que busca la conexión entre el cambio que quieres introducir en tu vida y alguna de las cosas que más te importan, te facilitará estar entre el 11% de los casos que sí lo consiguen.








(1)Te anoto algunos estudios interesantes, pero hay muchísimos más....: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ejsp.674


(3) The Heart of Change – Appealing to the Heart, Not the Mind – John P. Kotter, Dan S. Cohen




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