domingo, 4 de noviembre de 2018

¿Hasta que punto es cuestión de suerte?


Nuestro cerebro se siente más cómodo cuando trata con ecuaciones del tipo:

Si pasa o hago A, entonces sucede o sucederá B

Creer que si nuestros comportamientos, nuestro talento, nuestra actitud, nuestras acciones, nuestra edad, nuestra situación, nuestro esfuerzo, …  se corresponden con A, entonces alcanzaremos el éxito o tendremos salud o no nos sucederá nada malo, es decir, pasará B, nos tranquiliza.

Cómo esta ecuación nos seduce tanto, hay un montón de ecuaciones similares flotando por ahí. Y estas ecuaciones cumplen su función, ya que nos dan un marco, una estabilidad, un amarre en un mundo incierto y cambiante.

¿Pero qué pasa cuando esta ecuación se rompe? Pues, si no estamos preparados para ello, nos rompemos nosotros también, nos desorientamos, todo se tambalea y nos cuesta recuperarnos.

Yo creo en la función de estas ecuaciones, y creo también en que he de ser consciente de que, en ocasiones, fallan. Es bueno que cuando B no sea el B esperado pueda recomponerme y no quedarme estancada en el ¿Por qué a mí?

Te dejo un link a un estudio interesante que se titula “Talent vs Luck:
the role of randomness in success and failure”. Hay muchos gurús que venden muy bien fórmulas de éxito, y pocos que reconozcan que el azar tiene también que ver, y, en algunos casos y momentos, ese azar, también llamado suerte, tiene un papel más que importante en nuestra vida.  


A mi me sirve la metáfora del surf para manejarme con esto. Estar en el sitio adecuado, con la tabla lista y el entrenamiento requerido, hacen que, cada vez que surja una ola, sea más capaz de cabalgar en ella que otro surfero menos entrenado. Pero esto no quita que un surfero menos entrenado pueda encontrarse por azar con “la gran ola” y cabalgarla, mientras que yo no.

Es una lástima (1) que personas muy preparadas, profesionales con talento y capacidad de trabajo no lleguen a toparse con “la gran ola” y se sientan frustrados, y que esa frustración se les enquiste y no les permita recomponerse y seguir buscando con ahínco, y disfrutando, otras olas.







(1) Y también es una lástima que se transmita la ecuación (Si A, entonces B) sin los matices correspondientes que te permitan ver que lo que haces o tienes, simplemente son bazas que te ayudan en el camino a B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario