miércoles, 30 de enero de 2019

Cimas, Valles y Simas




¿Dónde estás ahora? Respira hondo y siéntete. Y dime ¿cómo estás?

¿Te pasa cómo a mí que hay momentos en que te comerías el mundo y otros en que te sientes inútil? Es posible que estas oscilaciones sean más o menos extremas en cada uno de nosotros, pero todos, o casi todos, transitamos días en que la imagen que tenemos de nosotros mismos se distorsiona hacia un extremo o hacia el otro.

Te propongo que prestes atención a esto, que te preguntes cada día
¿Cima, Valle, Sima?

¿Te has preguntado nunca cuál de esas imágenes es la real? ¿O si alguna es real? O, quizás, todas son reales, porque tú eres la misma persona, tienes las mismas capacidades, las mismas fortalezas y competencias independientemente de dónde te sientas hoy (1).

Lo que sí es cierto es que cómo te sientas hoy va a marcar la calidad de tu día. Tu estado de ánimo, tus pensamientos van a influir mucho en tus decisiones y en las acciones de hoy. Y eso es lo importante, porque lo que decides y haces hoy conforma tu futuro.

¿Qué hacer para que cómo me sienta hoy no condicione demasiado ni mi día ni mi futuro? Pues te cuento lo que hago yo, a ver si te sirve (2):

1.- Lo primero: darme cuenta de cómo estoy hoy. Lo hago observándome a nivel físico (qué sensaciones observo en mi cuerpo) y observando mis pensamientos (qué tipo de pensamientos me rondan)

2.- Si sensaciones y pensamientos se corresponden con una distorsión negativa, sigo dos estrategias:

  • 2.1.- Cuando me siento en la CIMA hago un trabajo previo que es tomar conciencia de cómo me siento, de mis pensamientos y me los “grabo” de forma que cuando esté en la SIMA pueda decirme a mí misma “puedo sentirme así, aunque hoy me sienta de otra forma”. Esto me sirve para darme seguridad de que es un estado real pero pasajero.

  • 2.2.- Me marco actividades, rituales, rutinas que me sitúen más arriba (3), a la vez que evito en lo posible tomar decisiones o ejecutar acciones que tengan cierta trascendencia.


Es importante que tomes consciencia de cómo estás lo antes posible. Si tomo consciencia de que estoy entrando en SIMA desde el primer momento, será más fácil retornar que no si me doy cuenta cuando estoy en el fondo.


Marcarse la rutina de darse 5 minutos al iniciar el día para ver dónde estás puede ayudar a mejorar la calidad de tu día, y también la calidad del día de los que te rodean.



(1) Lo primero es darse cuenta de que te pasa esto, de que, por ejemplo, un día te ves genial y otro te ves fatal, sin que haya cambiado nada en tu físico. Nos pasa y no le dedicamos reflexión, quizás nos damos cuenta cuando la distorsión es muy exagerada y nos sentimos o muy muy bien o muy muy mal, pero las oscilaciones son diarias.

(2) Recuerda que lo que me va bien a mí puede no irte bien a ti, pero para saberlo tendrás que darle una oportunidad. Creo que vale la pena.

(3) Este set de rutinas, rituales, actividades que me sitúan más arriba los he ido construyendo en base a lo que me funciona. Para esto he tenido de ir probando distintas cosas y seleccionando lo que mejor me va a mí.


sábado, 12 de enero de 2019

Tengo suerte, mucha suerte.



Estos días he pensado que tengo mucha suerte de vivir en esta época y en este lugar. Tengo a mi alcance un montón de cosas que facilitan mi vida, que la hacen más cómoda y la enriquecen. Ante mí se abren muchísimas opciones, un montón de posibilidades y, aunque a veces me cuesta no sentirme abrumada, tengo un par de estrategias que me ayudan a transitar este sentimiento:

*Cambio mi mirada y lo veo con agradecimiento.
*Saber hacia dónde voy, la vida que quiero.

Estas dos estrategias hacen que pueda navegar con más serenidad en el día a día, que pueda decidir con criterio (1) y dedicar mi energía a otras cosas.

En entornos “ruidosos”, con muchos estímulos, opciones, posibilidades, con acceso inmediato a conocimiento, información, entretenimiento, con cambios, velocidad, inestabilidad e incertidumbre, en entornos tan exigentes, no cabe más que aprender a manejarse, porque la vida es tal como así y apearse de ella no es una opción que a muchos nos apetezca.

Saber cambiar la mirada a mí me da serenidad.
Saber hacia dónde voy, la vida que quiero me facilita las decisiones,
me ahorra energía y tiempo.

Pero ni lo uno ni lo otro vienen de serie, ni de una fórmula mágica (2). Es trabajo, es aprender, comprender, integrar y aplicar. Es probar y permitirse errar. Es tomar responsabilidad sobre mi vida.

Cuando doy un curso o una charla, o hablo de tú a tú, lo que más oigo es “eso yo no lo puedo hacer”. Los cursos, las charlas, las conversaciones, para muchos de mis interlocutores son intelectualmente gratificantes, se comprenden, se aceptan e incluso se aplauden, pero lo importante es que se traduzcan en un proceso de probar, errar, probar, errar y, finalmente, encontrar la estrategia/s que mejor van para cada uno y que le permitan llegar a donde desea.

Conocer el camino, conocer la ruta, jamás ha llevado a nadie a su destino. Son los pasos, uno detrás de otro, los que lo permiten.




(1) Tal como decía el gato de “Alicia en el país de las maravillas”, si no sabes dónde vas todos los caminos son buenos.

(2) En las organizaciones pasa lo mismo, con la dificultad añadida de que no hablamos de una persona, sino de un conjunto de personas. Y ahí tampoco viene nada de serie ni valen fórmulas mágicas.