Photo: Oliver Cole vía Unsplash
Se acerca el momento del año en que todo nos empuja a plantearnos cambios. Dejar de fumar, aprender inglés, hacer ejercicio, … cada año lo mismo: septiembre y enero son los meses en los que especialmente se desata esta inquietud.
Da miedo cambiar y, a la vez, no hacerlo nos da insatisfacción.
Pero entrar en un ciclo de “quiero cambiarlo y no lo consigo nunca” genera mucha más insatisfacción que plantearse quedarnos como estamos. Es por ello que siempre recomiendo pensarlo a fondo antes de lanzarse a cambiar lo que sea que se desee cambiar.
Entrar en un ciclo de “quiero cambiarlo y no lo consigo” genera mucha más insatisfacción que quedarnos como estamos.
¿Qué pasos deberías plantearte antes de decidir cambiar?
El primero: tener claro para qué lo quieres, qué va a comportar en tu vida diaria este cambio y, también, qué vacío va a crear dejar de hacer o cambiar lo que hacías. Y es que muchas veces hacemos cosas para conseguir sentirnos bien, para sentirnos integrados en algo, como excusa para no hacer otras cosas, para caer bien, para transmitir una imagen… Son cosas enraizadas en nosotros, de las que somos o no conscientes.
Hacemos cosas para sentirnos bien, integrados en algo o como excusa para no atrevernos a hacer otras cosas, para llenar vacíos…
El segundo: conseguir desearlo mucho. Cambiar cuesta un esfuerzo, así que cuánto más consigas conectar emocionalmente con el resultado del cambio, menos energía vas a tener que invertir en el proceso. Hay formas de aumentar esta conexión, y cada uno de nosotros tenemos nuestra vía.
El cambio es más de algo que nos arrastra que no de un nosotros empujando.
El tercero: ser estratégico. Ir a pecho descubierto en pos de aquello que deseas es muy heroico, pero arriesgas desgastarte y no llegar. Buscar la mejor estrategia (para ti) a lo largo de todo el proceso es clave.
Una buena estrategia, que se alinee con nuestras preferencias y entorno, es crítica para conseguir no tan solo el cambio, sino su sostenibilidad.
Y, además, es importante no ir con ingenuidad: que no te engañen, cambiar no es fácil, es difícil calibrar el esfuerzo que requiere y nada te asegura que el resultado sea el que buscas.
Cambiar requiere valor, y si no lo tienes, es mejor dejar las cosas como están aún si eso te causa insatisfacción.
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