Estaba leyendo
los consejos de facebook para identificar noticias falsas (1) y encuentro a
faltar un tema que, para mí, es todavía más importante: cuidado con amplificar
la discusión sobre personas (2).
Muchas veces
compartes y apoyas comentarios o noticias que discuten personas sin darte mucha
cuenta de ello. Sencillamente puede que lo que se comenta te indigne, toque tu
fibra y le das al compartir o al me gusta, sin pensar más allá.
Cosas a tener en
cuenta:
- Lo emocional
nos llega, y cuánto más nos llega, más de lado dejamos el sentido crítico y
compartimos sin pensar.
- Si lo emocional nos llega a través de una
persona en la que confiamos, el efecto se amplifica, y nos resulta más fácil
apartar el sentido crítico y compartir.
- Lo anómalo, por
agresivo, por insultante, por…, se comparte más fácilmente porque nos indigna.
Y al indignarnos nos resulta más fácil apartar el sentido crítico y compartir.
Somos mucho más
que un me gusta o un compartir en una imagen, una noticia o un comentario, pero
hay que ser consciente del efecto mariposa: nuestro pequeño e impulsivo “batir
de alas” puede desencadenar un huracán de consecuencias indeseadas. Aparte del
daño que podemos ayudar a causar a la persona “discutida”, es bueno reflexionar
sobre nuestra contribución a que lo indignante se confunda, por difundido, con
lo relevante y genere así una visión del mundo distorsionada.
Pregúntate:
¿Cuántas veces aquello que te parecía una cosa acabó siendo algo totalmente
distinto? (3).
Etiquetar, juzgar
y condenar personas es delicado. Cuando lo hacemos tomando café con los amigos
es una cosa, cuando lo hacemos generando o compartiendo comentarios o noticias
en redes sociales el impacto es distinto. Y no nos damos cuenta.
Si eres
impulsiv@, establece una norma para no compartir ni dar tu apoyo a nada que
discuta personas sin antes reflexionarlo. Como con los emails más delicados:
deja unas horas, un día, lo que sea necesario antes de darle al like o al compartir.
Sé consciente de
tu poder.
(1) https://es-es.facebook.com/help/188118808357379
(2) Cuando hablo
de discutir personas me refiero a cuando dejamos de opinar sobre
comportamientos o acciones y empezamos a poner etiquetas y emitir juicios sobre
personas. Parece que no hay diferencia, pero sí que la hay y es relevante. Si
yo digo que eso que has hecho no me gusta, es muy distinto a decir que tú no me
gustas, y muy muy distinto a decir que eres NM o desearte cualquier animalada.
(3) “El Paquete de Galletas:
Había una vez una señora que
debía viajar en tren.
Cuando la señora llegó a la estación,
le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco
fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de
agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.
Mientras ojeaba la revista, un
joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una
sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a
comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer
de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el
paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.
Como respuesta, el joven tomó
otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la
boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de
fastidio, se la comió mirándolo fijamente.
El diálogo de miradas y sonrisas
continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el
muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo
quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura" mientras
miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó
la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la
mitad a su compañera de banco.
-¡Gracias! -dijo ella tomando con
rudeza el trozo de galleta.
-De nada -contestó el joven
sonriendo, mientras comía su mitad.
Entonces el tren anunció su
partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la
ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué
insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la
boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se
quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.”