lunes, 25 de diciembre de 2017

Que cada uno podamos distinto nos enriquece a todos


Estuve pensando estos días en este último post del año 2017, sobre qué iba a hablarte. 

Pensé: estaría bien hablar sobre un tema relevante para mí, y me pregunté ¿Cuál es mi convencimiento más profundo? Le he dado vueltas y, finalmente, lo tengo, y es lo que titula el post “Que cada uno podamos distinto nos enriquece a todos”.

Mi mensaje para ti es sencillo: aprende a valorarte, a quererte. Para ello, conócete, sé consciente de ti, de tu mente, de tu cuerpo, de tu entorno, y aprende a moverte en este mundo en una forma de la que te sientas satisfecho. No quieras cambiar. No persigas ser algo distinto, sé, sencillamente, una buena versión de ti. Valórate y respétate, y valora y respeta a los demás y a tu entorno.

Al ser eminentemente sociales, construimos nuestro progreso en colaboración unos con otros, así pues, cuanto más conscientes seamos de lo valiosa que es la diferencia y del enorme valor de saber relacionarnos los unos con los otros, desde ella, para construir un proyecto común, más avanzaremos. 


¡Felices Fiestas a todos! 

Y a por un año 2018 que nace lleno de promesas. 
Carga las pilas y proponte estar ahí, en lo que hagas, con quien estés.





martes, 19 de diciembre de 2017

Cosas que sabes, pero que quizás no ves…



Estos días pienso en cómo la forma con la que nos relacionamos con nuestro futuro y nuestro pasado afecta a nuestro día a día.

Cuando lo único constante es el cambio, unas buenas raíces nos dan sostén y nos nutren, y una firme visión de cómo queremos ser y vivir nos marca el rumbo.

Si lo miras como yo lo miro, solamente hay presente. Estoy siempre en el presente, y este presente es fugaz, porque, tal como lo vivo, se convierte en pasado y, en nada, doy paso inmediato a lo que antes era mi futuro y ahora es mi presente.

El pasado nos hace cómo somos en cada momento. Cada experiencia, agradable o desagradable (1), que vivimos nos cambia o nos reafirma y, sobre todo, si estamos atentos, nos enseña. Una relación sana (2) con nuestro pasado nos enraíza y nos sostiene.

Nuestra capacidad de visionar el futuro nos da motivación, impulso y dirección. Cuanto más capaces seamos de entablar una relación adecuada con nuestro “YO futuro”, mejores decisiones tomaremos (3).

Cuando te das cuenta que todo es presente, nutrido & sostenido por tu vivencia del pasado e impulsado & dirigido por tu visión del futuro, es más fácil que evites caer en los riesgos de hipotecar presente o futuro o de renegar del pasado.

Cuando te das cuenta que todo es presente, aprendes a conectar y convivir con lo que te pasa momento a momento, aprendes a hacer más fácil y más intenso cada momento, a darle un sentido como lo que es: fruto del momento pasado y simiente del momento futuro.






(1) Fíjate que utilizo agradable/desagradable en lugar de buena/mala. Y es que no existe lo bueno o malo en sí mismo. Las experiencias, al final, son lo que nosotros hacemos con ellas.

http://www.alexrovira.com/reflexiones/blog/articulo/buena-suerte-mala-suerte-quien-sabe

(2) Aceptar y dar espacio a este pasado.




domingo, 10 de diciembre de 2017

Sobre ideas, siempre, nunca sobre personas



Estaba leyendo los consejos de facebook para identificar noticias falsas (1) y encuentro a faltar un tema que, para mí, es todavía más importante: cuidado con amplificar la discusión sobre personas (2).

Muchas veces compartes y apoyas comentarios o noticias que discuten personas sin darte mucha cuenta de ello. Sencillamente puede que lo que se comenta te indigne, toque tu fibra y le das al compartir o al me gusta, sin pensar más allá.

Cosas a tener en cuenta:

- Lo emocional nos llega, y cuánto más nos llega, más de lado dejamos el sentido crítico y compartimos sin pensar.

-  Si lo emocional nos llega a través de una persona en la que confiamos, el efecto se amplifica, y nos resulta más fácil apartar el sentido crítico y compartir.

- Lo anómalo, por agresivo, por insultante, por…, se comparte más fácilmente porque nos indigna. Y al indignarnos nos resulta más fácil apartar el sentido crítico y compartir.

Somos mucho más que un me gusta o un compartir en una imagen, una noticia o un comentario, pero hay que ser consciente del efecto mariposa: nuestro pequeño e impulsivo “batir de alas” puede desencadenar un huracán de consecuencias indeseadas. Aparte del daño que podemos ayudar a causar a la persona “discutida”, es bueno reflexionar sobre nuestra contribución a que lo indignante se confunda, por difundido, con lo relevante y genere así una visión del mundo distorsionada.

Pregúntate: ¿Cuántas veces aquello que te parecía una cosa acabó siendo algo totalmente distinto? (3).

Etiquetar, juzgar y condenar personas es delicado. Cuando lo hacemos tomando café con los amigos es una cosa, cuando lo hacemos generando o compartiendo comentarios o noticias en redes sociales el impacto es distinto. Y no nos damos cuenta.

Si eres impulsiv@, establece una norma para no compartir ni dar tu apoyo a nada que discuta personas sin antes reflexionarlo. Como con los emails más delicados: deja unas horas, un día, lo que sea necesario antes de darle al like o al compartir.

Sé consciente de tu poder.





(1) https://es-es.facebook.com/help/188118808357379

(2) Cuando hablo de discutir personas me refiero a cuando dejamos de opinar sobre comportamientos o acciones y empezamos a poner etiquetas y emitir juicios sobre personas. Parece que no hay diferencia, pero sí que la hay y es relevante. Si yo digo que eso que has hecho no me gusta, es muy distinto a decir que tú no me gustas, y muy muy distinto a decir que eres NM o desearte cualquier animalada.

(3) El Paquete de Galletas:

Había una vez una señora que debía viajar en tren.

Cuando la señora llegó a la estación, le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.

Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.

Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.

El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura" mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco.

-¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.

-De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.”



sábado, 2 de diciembre de 2017

Si no sabes dónde vas, si no importa de dónde vienes, da igual el camino que tomes




¡Hola!

Ya sabes que soy curiosa al respecto del tema bienestar y todo lo que se mueve alrededor de este concepto. Es por ello que desde hace tiempo estoy informándome y formándome en diferentes técnicas e investigando aproximaciones al respecto (1). Cada vez que profundizo en una técnica, resulta que ésta es la mejor, y las otras técnicas o aproximaciones parece que no llegan al mismo nivel. Y ahí yo siempre discrepo. Discrepo de que haya una técnica mejor que otra. Todas son buenas. Ninguna es mejor que otra. Para cada uno de nosotros, desde nuestra condición de “ser único” y con la intención – el para qué – que en este momento definamos, existen técnicas más o menos adecuadas. Cada técnica tiene su para qué, su cuando y su para quien.

Así pues, hay dos temas que es importante que tengas claros:

1) Qué es lo que quieres para ti, ahora.

2) Con qué cuentas (2).

Cuando un coach, un terapeuta, un entrenador, te ayuda, te tiene que ayudar primero a descubrir estos dos puntos. Entrar en una técnica, en un método, sin tenerlo claro, para mí tiene poco sentido. Quizás es porque creo firmemente que el tiempo es valioso, y que, cuando quieres algo, vale la pena ir por el camino más eficaz y a la vez más eficiente (3).

No puedes recomendar a todo el mundo que medite, o que viaje, o que haga crucigramas o punto de cruz. Sí que hay cosas muy básicas que a todos convienen, pero, cuando vamos más allá de lo básico, cada uno hemos de encontrar las herramientas que mejor se adapten a nosotros en el momento.

Qué lio ¿no? Pues bueno, como sé que, a ti, como a mí, te gustan las indicaciones claras, te dejo una que es válida para todos, para todo momento, para toda situación: APRENDE A DARTE CUENTA.

Tomes el camino que tomes lo vas a necesitar. Porque solamente dándote cuenta sabrás dónde estás, qué pasa, y eso te ayudará a tomar decisiones, te ayudará a elegir. Es de las pocas cosas que a TODOS conviene entrenar (4).

Disfruta estos días y no olvides que el tiempo pasa rápido. Improvisa lo justo, cuanto antes sepas dónde quieres ir, dónde quieres estar, cómo te quieres sentir, antes podrás empezar a decidir en consecuencia (5).











(1) Cuando te hablo de enfoques me refiero a trabajar mente, trabajar cuerpo desde el punto de vista físico, desde el punto de vista nutricional, etc.… Mi idea es que hace falta una visión holística, que tenga en cuenta el máximo de aspectos posibles, para así conseguir un mejor resultado.

(2) Iba a poner “cómo eres tú”, pero, aunque se entiende, te lleva a pensar en una etiqueta fija, y lo que quiero decir es cuáles son tus preferencias, dónde o con qué cosas te sientes cómod@, qué te es fácil, qué te molesta, qué te motiva,… en este momento y en cada lugar o situación. No se trata de etiquetarte, se trata de conocerte.

(3) Un camino que te lleve a donde quieres ir y con el esfuerzo, tiempo y coste mínimos.

(4) Hay muchas técnicas que te permiten entrenarlo. Conociendo a la persona puedes diseñar el camino para su mejor programa de entrenamiento.

(5) Tal como decía el gato de “Alicia en el país de las maravillas”, si no sabes dónde vas todos los caminos son buenos.