domingo, 10 de diciembre de 2017

Sobre ideas, siempre, nunca sobre personas



Estaba leyendo los consejos de facebook para identificar noticias falsas (1) y encuentro a faltar un tema que, para mí, es todavía más importante: cuidado con amplificar la discusión sobre personas (2).

Muchas veces compartes y apoyas comentarios o noticias que discuten personas sin darte mucha cuenta de ello. Sencillamente puede que lo que se comenta te indigne, toque tu fibra y le das al compartir o al me gusta, sin pensar más allá.

Cosas a tener en cuenta:

- Lo emocional nos llega, y cuánto más nos llega, más de lado dejamos el sentido crítico y compartimos sin pensar.

-  Si lo emocional nos llega a través de una persona en la que confiamos, el efecto se amplifica, y nos resulta más fácil apartar el sentido crítico y compartir.

- Lo anómalo, por agresivo, por insultante, por…, se comparte más fácilmente porque nos indigna. Y al indignarnos nos resulta más fácil apartar el sentido crítico y compartir.

Somos mucho más que un me gusta o un compartir en una imagen, una noticia o un comentario, pero hay que ser consciente del efecto mariposa: nuestro pequeño e impulsivo “batir de alas” puede desencadenar un huracán de consecuencias indeseadas. Aparte del daño que podemos ayudar a causar a la persona “discutida”, es bueno reflexionar sobre nuestra contribución a que lo indignante se confunda, por difundido, con lo relevante y genere así una visión del mundo distorsionada.

Pregúntate: ¿Cuántas veces aquello que te parecía una cosa acabó siendo algo totalmente distinto? (3).

Etiquetar, juzgar y condenar personas es delicado. Cuando lo hacemos tomando café con los amigos es una cosa, cuando lo hacemos generando o compartiendo comentarios o noticias en redes sociales el impacto es distinto. Y no nos damos cuenta.

Si eres impulsiv@, establece una norma para no compartir ni dar tu apoyo a nada que discuta personas sin antes reflexionarlo. Como con los emails más delicados: deja unas horas, un día, lo que sea necesario antes de darle al like o al compartir.

Sé consciente de tu poder.





(1) https://es-es.facebook.com/help/188118808357379

(2) Cuando hablo de discutir personas me refiero a cuando dejamos de opinar sobre comportamientos o acciones y empezamos a poner etiquetas y emitir juicios sobre personas. Parece que no hay diferencia, pero sí que la hay y es relevante. Si yo digo que eso que has hecho no me gusta, es muy distinto a decir que tú no me gustas, y muy muy distinto a decir que eres NM o desearte cualquier animalada.

(3) El Paquete de Galletas:

Había una vez una señora que debía viajar en tren.

Cuando la señora llegó a la estación, le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.

Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.

Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.

El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura" mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco.

-¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.

-De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.”



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