miércoles, 31 de enero de 2018

Tú claro que puedes, como tienes (o no tienes) …



Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”- Yoda

Estaba leyendo el periódico, hablaba sobre el fundador de IKEA y el manifiesto que escribió en 1973 describiendo los que pensaba eran los ingredientes esenciales de su éxito.

Entre éstos figuraba “alcanzar buenos resultados mediante pequeños medios”.


Y es que, a veces, esperamos disponer de más tiempo, o ser más hábiles, o competentes o tener más recursos o conocimientos… y así pasan los días, y seguimos respondiendo y respondiéndonos que, si tuviésemos más tiempo, más fuerza de voluntad o más lo que sea, podríamos llegar ahí.


Un día lo vi claro en la clase de spinning: si mi intención es dedicar 45’ a trabajar mi capacidad cardiovascular, es importante que estos 45’ los dedique a eso, con toda mi atención e intención. No me vale distraerme, o hablar con uno o con otro, o pedalear con desgana o mirar el reloj y pensar en que tengo trabajo pendiente … Y no solamente esto, si tengo que trabajar mi capacidad cardiovascular, es mejor hacerlo sin perjudicar otros aspectos, una postura adecuada, la bicicleta bien graduada, los ritmos como los marcan y buscar las sensaciones indicadas para cada etapa contribuyen a ello.

Si lo haces, hazlo a conciencia

La primera vez que leí sobre la importancia de estar ahí, en lo que hagas, de hacerlo a consciencia, fue leyendo este artículo de Marshall Goldsmith (1)

“Ya solamente en American Airlines tengo más de 11 millones de millas acumuladas. La mayor parte del personal de cabina hacen un gran trabajo. En un vuelo cualquiera, hay dos tipos de personal de cabina, uno está motivado, se le ve entusiasmado y optimista, mientras que otro tiene una actitud negativa, amarga, enfadada y cínica. Estoy seguro de que has estado en ese vuelo alguna vez.
¿Cuál es la diferencia? La diferencia no es lo que la compañía aérea está dando. Ambas personas seguramente cobran lo mismo, visten el mismo uniforme, sirven a los mismos clientes, en el mismo avión, con el mismo programa de lealtad para los empleados.
¿Cuál es la diferencia? La diferencia no está en el exterior. La diferencia está dentro.”

No niego que lo más fácil es dejarse ir, pero si lo que hago lo hago con implicación, me siento bien, y el resultado es mejor que cuando lo hago con desgana, por obligación o distraída.

No me merezco desperdiciar mi tiempo,
 y tú tampoco lo mereces.







domingo, 14 de enero de 2018

Ponte a ello, ya.



Estoy leyendo el libro “El gen una historia personal” de Siddhartha Mukherjee, y he llegado a un capítulo en el que se presenta una idea que sigue la línea de lo que comentaba en el último post de 2017.

Ahí van un par de párrafos, el primero dice:

Por sí mismo, un mutante, o una mutación, no puede proporcionar ninguna información real sobre una enfermedad o trastorno. La definición de la enfermedad se basa, más bien, en las discapacidades específicas causadas por una incongruencia entre la dotación genética de un individuo y su entorno, entre una mutación, las circunstancias de la existencia de una persona y sus objetivos de supervivencia o de superación. No es la mutación lo que en última instancia provoca la enfermedad, sino este desajuste

Nos cuenta un ejemplo: en el país de los ciegos, el que puede ver es el rey. Pero, inúndese ese país de una luz hiriente, cegadora, y el reino pasará a ser de los ciegos.  

Dirigir tu atención a la discapacidad, es decir, a aquello que no funciona en las circunstancias de hoy, y no a la anormalidad, es decir, la característica que distingue, hace que seas capaz de ver el desajuste y actuar sobre él.

Y el segundo párrafo dice:

El objetivo no era restablecer la “normalidad”, sino la vitalidad, la alegría y la función

No es cuestión de perseguir tal cosa como la “normalidad”, ese no es el objetivo, el objetivo es trabajar los desajustes, lo que nos impide estar bien.

Si sientes que hay algo en tu vida que no encaja, que no te permite sentirte vital, alegre, que no te permite funcionar como quisieras, piensa ya no tanto en cambiar tú, en ajustarte a un modelo que se presupone “perfecto”, sino en modular algunos comportamientos que quizás no te estén dejando funcionar como quisieras. En lugar de fijarte en aquello que te “discapacita”, fíjate en cómo puedes encajar. En lugar de luchar contra las circunstancias, contra el entorno, contra ti, mira en tu interior y busca aquello que puedes hacer para, sin dejar de ser tú, recuperar la vitalidad, la alegría y la función.

Solamente pasamos una vez por esta vida, así que aprovecha cada instante, haz que valga la pena.