domingo, 14 de enero de 2018

Ponte a ello, ya.



Estoy leyendo el libro “El gen una historia personal” de Siddhartha Mukherjee, y he llegado a un capítulo en el que se presenta una idea que sigue la línea de lo que comentaba en el último post de 2017.

Ahí van un par de párrafos, el primero dice:

Por sí mismo, un mutante, o una mutación, no puede proporcionar ninguna información real sobre una enfermedad o trastorno. La definición de la enfermedad se basa, más bien, en las discapacidades específicas causadas por una incongruencia entre la dotación genética de un individuo y su entorno, entre una mutación, las circunstancias de la existencia de una persona y sus objetivos de supervivencia o de superación. No es la mutación lo que en última instancia provoca la enfermedad, sino este desajuste

Nos cuenta un ejemplo: en el país de los ciegos, el que puede ver es el rey. Pero, inúndese ese país de una luz hiriente, cegadora, y el reino pasará a ser de los ciegos.  

Dirigir tu atención a la discapacidad, es decir, a aquello que no funciona en las circunstancias de hoy, y no a la anormalidad, es decir, la característica que distingue, hace que seas capaz de ver el desajuste y actuar sobre él.

Y el segundo párrafo dice:

El objetivo no era restablecer la “normalidad”, sino la vitalidad, la alegría y la función

No es cuestión de perseguir tal cosa como la “normalidad”, ese no es el objetivo, el objetivo es trabajar los desajustes, lo que nos impide estar bien.

Si sientes que hay algo en tu vida que no encaja, que no te permite sentirte vital, alegre, que no te permite funcionar como quisieras, piensa ya no tanto en cambiar tú, en ajustarte a un modelo que se presupone “perfecto”, sino en modular algunos comportamientos que quizás no te estén dejando funcionar como quisieras. En lugar de fijarte en aquello que te “discapacita”, fíjate en cómo puedes encajar. En lugar de luchar contra las circunstancias, contra el entorno, contra ti, mira en tu interior y busca aquello que puedes hacer para, sin dejar de ser tú, recuperar la vitalidad, la alegría y la función.

Solamente pasamos una vez por esta vida, así que aprovecha cada instante, haz que valga la pena.



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