Que no
nos engañen: la empresa no emprende acciones (1) para que sus empleados sean más
felices o estén mejor. Las acciones que emprende la empresa están, o deberían
estar, dirigidas a aumentar el beneficio en forma sostenible. Creo que, a
veces, los directivos se olvidan de esto, olvidando también que sus equipos
perciben cuando las acciones van o no a contribuir a sostener su puesto de
trabajo.
Si
queremos resultados, soy de la opinión de que lo mejor que podemos hacer es
apostar por mantener el rendimiento de nuestros equipos a un buen nivel, y esto
solamente lo conseguiremos a través de un equipo directivo de calidad que dirija
empleados que sepan y puedan exigir un buen nivel de liderazgo.
Así pues, la vía es de doble
sentido: una buena dirección y unos equipos que la reconozcan y la exijan
A veces,
la resiliencia de nuestros equipos puede no ser lo que más nos interese, si a lo
que contribuye es a ocultar una dirección deficiente. Y es que empleados
felices, contentos y adaptables, que sepan gestionar sus emociones nos
interesan siempre, pero siempre que, a la vez, sean honestos, competentes, responsables,
críticos y exigentes.
Creo
que, cuando lo que realmente buscamos es aumentar el beneficio en una forma sostenible,
tenemos que ser críticos con las acciones que lanzamos. Es muy fácil embarcarse
en iniciativas dirigidas a los equipos para que aprendan a mejorar su gestión
emocional o su gestión del estrés o su motivación, sin tener en cuenta que hay un
riesgo: que lo que obtengamos sean equipos resilientes capaces de soportar direcciones
deficientes. Eso no ayuda.
(1) Formación,
instalaciones, horarios, eventos internos, …