viernes, 29 de septiembre de 2017

Cuida el elogio…



Cuando se habla de motivación siempre se acaba hablando del elogio, de lo bueno que es elogiar, que hay que elogiar más y, si es posible, en público. Pero hay algunas cosas que yo creo que tengo que tener en cuenta a la hora de elogiar a alguien:

1.- Cada uno es distinto, así que a la hora de elogiar debo tener claro cómo va a sentirse la persona a la que quiero elogiar y, en base a ello, debo elaborar mi elogio en el qué, el cómo, el cuánto y el cuándo.

2.- Asimismo, si el elogio se realiza en público, debo tener en cuenta el impacto también en el resto de los presentes.

3.- Quizás lo más importante: debo sentir aprecio por quien recibe mi elogio. Si el elogio no sale del sentimiento (1), el efecto no es el mismo.

Algunos aspectos más del elogio a tener en cuenta:

1)    En general, el elogio tiene más efecto cuando te refieres a algo concreto, no a algo vago e impreciso. Cuanto más precisas qué es lo que te gusta, más impacto tiene el elogio.

2)    Al elogiar verbaliza lo que sientes, describe lo que ves.

3)    El elogio puede bloquear. El trabajo de Carol Dweck al respecto es muy interesante.


Lo que ha visto Carol Dweck a lo largo de sus investigaciones es que, cuando elogiamos valorando inteligencia o habilidades, es probable que bloqueemos el aprendizaje. En cambio, si lo que elogiamos es el proceso y el esfuerzo, el efecto es más positivo sobre el aprendizaje (2). El video es corto y lo muestra muy claro.


Y, para terminar, te dejo algunas citas al respecto del elogio:

El elogio, como el oro y los diamantes, debe su valor solamente a su escasez”. Samuel Johnson

Al hacer lo que hay que hacer no somos merecedores de elogio, pues es nuestro deber”. San Agustín

El elogio fuera de lugar o dispensado sin tacto puede congelar el corazón tanto como la culpa”. Pearl S. Buck

Nos gusta recibir elogios, pero la mayor parte de las ocasiones no estamos seguros de qué mensaje deberíamos extraer de él. Por otro lado, cuando alguien nos descubre nuestros fallos, enseguida nos damos cuenta que necesitamos cambiar algo”. Charles Duhigg

Y la que a mí más me gusta: 


Porque el mejor elogio es una buena escucha, estar ahí para la persona, hacerla visible.

¡Hasta la próxima semana!




(1) Quizás te parezca raro o difícil, pero no lo es. Todos tenemos cosas buenas, si te entrenas en darte cuenta de las virtudes de la persona que tienes delante en lugar de centrarte en aquello que no compartes con ella, el elogio te saldrá y será sincero. Esto se entrena.

(2) Sobre todo, no te quedes nunca en el titular, piensa y reflexiona. Carol Dweck tuvo que aclarar a posteriori que para nada se trataba de elogiar por elogiar, que no había que perder de vista el objetivo: fomentar el aprendizaje. Y es que cuando perdemos de vista el PARA QUÉ hacemos algo, probablemente consigamos efectos indeseados.










viernes, 22 de septiembre de 2017

Lo que quieres decir, lo que dices, lo que se entiende, lo que se interpreta...


Si tuviera que recomendarte un tema a trabajar, seguro que sería el de las relaciones. Es muy posible que sea porque es un tema del que a mí me costó mucho ver su gran importancia… Y es que lo que nos cuesta mucho es muy probable que se convierta, con el tiempo, en nuestro campo de trabajo prioritario.

Hay dos libros que creo que te darán pistas buenas sobre el tema:

-El primero sería el de Ferran-Ramon Cortés “La química de las relaciones”. Te dejo una entrevista que vale la pena y te da idea de lo que te vas a encontrar. Escúchala, por favor.

(http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-entrevista-ferran-ramon-cortes-experto-comunicacion-personal-consultor/1671473/)

(Otro link por si éste no funciona: https://www.youtube.com/watch?v=_TClx2DLbc8, tendrás que copiar y pegar)

-El segundo sería cualquiera de los libros de Adele Faber y Elaine Mazlish (“Cómo hablar para ….”)

Según yo veo hay tres cosas que tienes que tener en cuenta, de las que debes darte cuenta y cuidar para poder abordar este trabajo:

1.- Debes tener muy claro que todos y cada uno somos distintos, tenemos distinto “firmware”, hemos vivido distintas experiencias y vivimos en cada momento un entorno diferente. Ante una misma situación tú verás tu película, yo veré la mía. La situación será la misma, pero tienes que ser consciente que ambas películas pueden ser hasta contrapuestas.

2.- Tenemos, todos y cada uno, sesgos cognitivos. Un sesgo cognitivo es una interpretación errónea e ilógica de la información disponible, que se produce al dar más importancia o demasiado poca a algunos aspectos. Hay un montón de sesgos que, en principio, nos ayudan a pensar más rápido y mejor, pero que en muchas ocasiones nos llevan a cometer errores.

3.- Cuando nos domina la emoción entramos en lo que se llama período refractario. En este período se produce un efecto muy estudiado: no somos capaces de procesar la información de forma correcta, todo aquello que valida nuestra emoción toma relevancia, mientras que lo que no la valida desaparece de mi radar.

Cuidado pues con pensar que el otro “funciona” como tú.
Cuidado pues con pensar que tú tienes razón.
Cuidado pues con no escuchar al otro en su sintonía, no en la tuya.
Cuidado pues con aceptar sin filtro tus interpretaciones, sin validarlas.

¿Parece difícil no? Pues es que, a mi parecer, lo es. Lo es porque implica cuestionarte y preguntar. Y no de cualquier forma, sino que te implica crear un entorno en el que cuando te cuestiones, que cuando preguntes, obtengas respuestas sinceras. Es muy fácil engañarte a ti mismo, te lo digo por experiencia propia.

Ánimo y a por ello. Aunque no es fácil, es un camino precioso a recorrer.

¡Hasta la semana que viene!