viernes, 22 de septiembre de 2017

Lo que quieres decir, lo que dices, lo que se entiende, lo que se interpreta...


Si tuviera que recomendarte un tema a trabajar, seguro que sería el de las relaciones. Es muy posible que sea porque es un tema del que a mí me costó mucho ver su gran importancia… Y es que lo que nos cuesta mucho es muy probable que se convierta, con el tiempo, en nuestro campo de trabajo prioritario.

Hay dos libros que creo que te darán pistas buenas sobre el tema:

-El primero sería el de Ferran-Ramon Cortés “La química de las relaciones”. Te dejo una entrevista que vale la pena y te da idea de lo que te vas a encontrar. Escúchala, por favor.

(http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-entrevista-ferran-ramon-cortes-experto-comunicacion-personal-consultor/1671473/)

(Otro link por si éste no funciona: https://www.youtube.com/watch?v=_TClx2DLbc8, tendrás que copiar y pegar)

-El segundo sería cualquiera de los libros de Adele Faber y Elaine Mazlish (“Cómo hablar para ….”)

Según yo veo hay tres cosas que tienes que tener en cuenta, de las que debes darte cuenta y cuidar para poder abordar este trabajo:

1.- Debes tener muy claro que todos y cada uno somos distintos, tenemos distinto “firmware”, hemos vivido distintas experiencias y vivimos en cada momento un entorno diferente. Ante una misma situación tú verás tu película, yo veré la mía. La situación será la misma, pero tienes que ser consciente que ambas películas pueden ser hasta contrapuestas.

2.- Tenemos, todos y cada uno, sesgos cognitivos. Un sesgo cognitivo es una interpretación errónea e ilógica de la información disponible, que se produce al dar más importancia o demasiado poca a algunos aspectos. Hay un montón de sesgos que, en principio, nos ayudan a pensar más rápido y mejor, pero que en muchas ocasiones nos llevan a cometer errores.

3.- Cuando nos domina la emoción entramos en lo que se llama período refractario. En este período se produce un efecto muy estudiado: no somos capaces de procesar la información de forma correcta, todo aquello que valida nuestra emoción toma relevancia, mientras que lo que no la valida desaparece de mi radar.

Cuidado pues con pensar que el otro “funciona” como tú.
Cuidado pues con pensar que tú tienes razón.
Cuidado pues con no escuchar al otro en su sintonía, no en la tuya.
Cuidado pues con aceptar sin filtro tus interpretaciones, sin validarlas.

¿Parece difícil no? Pues es que, a mi parecer, lo es. Lo es porque implica cuestionarte y preguntar. Y no de cualquier forma, sino que te implica crear un entorno en el que cuando te cuestiones, que cuando preguntes, obtengas respuestas sinceras. Es muy fácil engañarte a ti mismo, te lo digo por experiencia propia.

Ánimo y a por ello. Aunque no es fácil, es un camino precioso a recorrer.

¡Hasta la semana que viene!



2 comentarios:

  1. Ana, este post añade, todavía más contenido al que escribiste con anterioridad, sobre las palabras, y su importancia. Lo cierto es que cuando hablamos de relaciones no podemos prescindir de la importancia que tiene la comunicación y por consiguiente las palabras que expresamos.
    Creo que darse cuenta de la importancia que tienen nuestras relaciones nos hace más sabios cada día. Así también la necesidad de profundizar sobre los sesgos cognitivos y / o su vínculo con nuestras creencias.
    Gracias Ana, pues este post es motivo de nueva reflexión sobre nuestro trabajo diario y sobre lo significativo de nuestras relaciones sean del tipo que sean. Y en este contexto, debemos aceptar que tenemos mucho por aprender ...pero este tipo de posts, lo fomentan...
    Nota.- No he sido capaz de conseguir la entrevista a Ferrán Ramón Cortés, a través del link que indicas. Pero, me quedo con las referencias comentadas.

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    1. Gracias Maria por tus palabras y por avisar de que el link no te funciona. Te dejo otra dirección (la he añadido también al post): https://www.youtube.com/watch?v=_TClx2DLbc8

      Tendrás que copiar y pegar :)))

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