viernes, 31 de agosto de 2018

¡Adiós agosto!


Para mí agosto ha sido siempre el “cierre de curso”. Es cuando miro atrás, reviso cómo me siento y me proyecto hacia el futuro. 

Este “curso” que ahora cierro ha sido estupendo: he podido hacer lo que quería hacer, he incorporado hábitos que me facilitan la vida y me he deshecho de algunos temores que me lastraban. Mantengo a mi lado a las personas que me importan, con algún que otro altibajo, más cerca o más lejos, pero ahí seguís, conmigo, y eso es importante para mí.

Agradezco y cierro este curso que acaba hoy, y doy la bienvenida al nuevo curso que se presenta estupendo, con muchas cosas que empiezo y que me ilusionan, y otras que terminaré durante el transcurso de los meses y que me han proporcionado mucha satisfacción. Siento mariposas en el estómago porque este curso tengo muchos proyectos y va a ser un reto organizarme para llegar a todo, pero a mí esto es lo que me va.

Ojalá consiga mantenerte conmigo este curso, ojalá sea capaz de contarte cosas que te hagan pensar y te ayuden en tu día a día, ojalá te sientas un poco mejor cada vez que leas alguno de mis posts.

Un abrazo,


Ana


viernes, 24 de agosto de 2018

Usando mis superpoderes


Sigo leyendo el libro “La vida secreta de los árboles” y me sigue desvelando curiosas conexiones con mi día a día.


Y es que todos nosotros tenemos en común dos recursos: tiempo y energía. Las decisiones que tomamos a lo largo del día (1) tienen que ver con a qué dedicamos ambos recursos. 

Al igual que los árboles en el bosque, puede que, alguna vez, nuestra decisión sea centrar nuestros recursos en un tema o aspecto sin poder dedicar el tiempo y energía suficientes a cuidarnos, a recargar. Y puede que nos salga bien, y podamos recuperarnos del desgaste más adelante. Siempre es un riesgo, pero esto no hace que la estrategia sea mejor o peor, dependerá de las circunstancias, del objetivo y de quien toma la decisión. 


Y, tal como se lee en este otro extracto, hay estrategias que te permiten ahorrar tiempo y energía contando con otros miembros de la “comunidad” y otras que te requieren gastar todo el tiempo y energía por no querer, poder o saber contar con el apoyo y colaboración de otros.

En definitiva, toda estrategia es válida siempre que seamos conscientes de adonde nos lleva, que nos requiere y los posibles riesgos asociados. 

Vivimos en una época maravillosa. Jamás habíamos tenido tanto a nuestro alcance, tantas opciones, tantos caminos, tantas posibles decisiones sobre a qué dedicamos nuestro tiempo y energía... y es esa misma cantidad de opciones la que, a veces, nos bloquea, nos frustra, nos desorienta, porque no es posible optar por un camino sin dejar atrás otros, porque escoger es un verbo que va de la mano con renunciar. Y, para rematarlo, nada nos asegura que, una vez escogido el camino, podamos llegar por mucho que sea el esfuerzo invertido.

¿Y todo esto hace que esta época sea menos maravillosa? Yo creo que no. Lo que sí hace es exigirnos mucho. Sobre todo, nos exige ejercitar muy a menudo uno de nuestros superpoderes: decidir cómo vivimos cada momento. Si abro o no la puerta a la frustración, al desaliento o a la complacencia es mi decisión o debería serlo.

Ahí te dejo esta reflexión.




  
(1) Para que te hagas una idea, ya solo contando con las decisiones que tienen que ver con lo que comemos llegamos a las 200 decisiones diarias…https://foodpsychology.cornell.edu/research/mindless-eating-200-daily-food-decisions-we-overlook




domingo, 19 de agosto de 2018

Saber ver distinto


Al leer este párrafo del prólogo del libro “La vida secreta de los árboles” me vino a la mente aquel desiderátum ampliamente extendido: trabajar en algo que nos apasione. Muchos pasan años soñando con ello, otros van de empresa en empresa, de trabajo en trabajo sin conseguirlo... solamente unos pocos llegan a realizar el deseo.

En esta búsqueda, en este sueño, la realidad, que es muy tozuda, nos aterriza una y otra vez ¿Por qué es tan difícil conseguir trabajar en lo que nos apasiona? Después de darle vueltas y leer sobre el tema, creo que quizás es la forma en que formulamos este deseo la que nos impide realizarlo. Comparto contigo tres reflexiones:

1.- Tendemos a pasar más tiempo con la mirada puesta en lo que no tenemos que en lo que tenemos. 

2.- Tendemos a imaginar este proyecto más como un “llave en mano” que como una ardua construcción desde los cimientos.

3.- Tendemos a focalizar nuestra mirada en aspectos negativos más que en los positivos, en el detalle más que en el conjunto.

Desconocemos o minusvaloramos el enorme poder que tiene nuestra mente a la hora de crear nuestra realidad. Y no me refiero a aquello que ciertos “gurús” venden, que es creer que con sólo visualizarlo o desearlo puedes hacerlo realidad... esto chirría y mucho. No es eso, es más. Es saber escoger lo que quieres, conociéndote, con criterio, sin limitarte, pero tampoco dejando ir la pinza. Es saber currártelo, aprendiendo a utilizar tus recursos, a dirigir tu mirada, a invertir en ello tiempo y esfuerzo. Es darte cuenta de que las cosas que valen la pena no son sino fruto de tu esfuerzo diario.

Un ejemplo de ello es el extracto del prólogo que incluyo como portada: un trabajo que hoy es rutina, desprovisto de encanto, es muy factible que, sabiendo cambiar la mirada, cambiando la forma de mirar y de hacer, lo transformemos en algo distinto. ¿Y para qué? Pues para dejar de pasar 8 o más horas al día deseando estar en otro sitio. Esto desgasta, y este desgaste contamina el resto del día, de la semana, del mes, del año.... Vale la pena ponernos a ello.