martes, 18 de diciembre de 2018

Sin estrés no se llega a la excelencia


Es paradójico que hoy en día, cuando más necesitamos saber gestionar el estrés que se genera en nosotros, solamente nos refiramos al estrés como algo que hay que evitar o que hay que reducir. A lo más que llegamos es a hacer una distinción artificiosa entre estrés bueno y estrés malo (1), como si fueran dos cosas distintas, pero no lo son.

El primer paso para comprender que sin estrés no vamos a llegar nunca a la excelencia, es entender qué es el estrés. En mis formaciones lo defino así:

RESPUESTA FISIOLÓGICA QUE NOS PREPARA PARA ACTUAR ANTE UNA SITUACIÓN QUE SE RELACIONA CON ALGO QUE PERCIBIMOS COMO IMPORTANTE PARA NOSOTROS Y QUE ESTÁ EN JUEGO.

Cuando se empezó a estudiar la reacción de estrés, el foco se situó en las consecuencias cuando éste no se gestionaba adecuadamente (2) o, cuando este estrés no podía ni gestionarse. Y sí, hay consecuencias cuando no se gestiona el estrés de forma adecuada, pero creo que hay que centrarse más en aprender a gestionar ese estrés que no en aprender a huir de él o intentar reducirlo. El mismo Selye, al ver el cariz que estaba tomando todo lo relacionado con el estrés, dijo “Siempre hay estrés, así pues, la clave está en asegurar que éste es útil para ti y para los demás

Siempre que nos implicamos, que aspiramos a algo que nos importa, que estamos en un proyecto ilusionante, hay estrés. Y ese estrés no es diferente del estrés que experimentamos ante una posible pérdida o ante un cambio que nos sobrepasa o ante una situación ante la que nos vemos con pocos recursos. ES EL MISMO ESTRÉS, ES LA MISMA GESTIÓN Y SON LAS MISMAS CONSECUENCIAS SI NO LO MANEJAMOS BIEN.

Hablamos mucho de empresas “felices”, pero la “felicidad” no nos lleva necesariamente a un buen resultado. Quizás deberíamos hablar de empresas que saben manejar la energía que surge cuando hay implicación, cuando hay cosas en juego, cuando aspiramos a ir hacia delante, cuando buscamos la excelencia. Empresas que procuran entornos en los que sus empleados aprenden a manejarse en el cambio, en la incertidumbre, en la complejidad, sin que esto los lleve a un desgaste personal que repercuta en su bienestar y, por ende, en la sostenibilidad de los equipos y el resultado de la misma empresa.

El primer paso es entender qué es el estrés.




(1) Yo misma, al inicio de mi trayectoria como experta en gestión de estrés…

(2) Las investigaciones sobre el estrés se centraron en generar un estrés extremo por impredecible, incontrolable y sin sentido. Este tipo de estrés no es el estrés que vivimos en nuestro día a día, es muy inusual en los entornos en que nos movemos la mayoría de nosotros. Incluso en situaciones de sufrimiento y penuria, somos capaces de ver esperanza, de realizar elecciones, de verle un sentido…



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