“¿Existe una separación entre
cuerpo y mente y, de ser así,
con cuál de los dos conviene
quedarse?
Woody
Allen en “Getting Even”
¿Cuerpo?
¿Mente? Desde hace siglos es un tema ampliamente debatido. Venimos, sin
embargo, de una época en la que ha predominado la concepción de que cuerpo y
mente son dos cosas distintas y, aunque muy lentamente, poco a poco, conforme
los avances de la ciencia van realizando validaciones, vamos recuperando el
concepto de mente y cuerpo como uno solo.
Volviendo
a las emociones, y relacionado con lo anterior, hoy introduzco un tema
importante que nos ayuda a la hora de la regulación emocional: la conexión de la emoción con la sensación en el cuerpo.
Toda emoción se inicia en el cuerpo, y eso nos sirve para detectarla antes de
que nos embargue, ya que el cuerpo “ve” antes las emociones que nuestro
consciente.
Os
dejo dos links interesantes:
http://www.pnas.org/content/111/2/646.full : un estudio finlandés que nos muestra la
topografía de las emociones en el cuerpo. “Here
we used a topographical self-report tool to reveal that different emotional
states are associated with topographically distinct and culturally universal
bodily sensations; these sensations could underlie our conscious emotional
experiences.”
http://www.paulekman.com/atlas-of-emotions/ : nos ofrece un precioso viaje visual al
mundo de las emociones de la mano del – quizás – mayor experto en el tema: Paul
Eckman.
Una reflexión: ahora que sabemos que el componente emocional influye
enormemente en nuestra vida, ¿somos conscientes ya de la importancia de tener
una adecuada regulación emocional?
Dos ejercicios:
1.-Conectarnos
con nuestro cuerpo para acercarnos a las sensaciones, reconocerlas y darles
espacio (ejercicio 1 descrito en el post de 17 de abril)
2.-“Darnos
cuenta” de que emociones nos surgen y cómo nos hacen actuar, discernir si estos
comportamientos son los adecuados (ejercicio 2 descrito en el post de 24 de
abril)
Anímate
a seguir con los ejercicios y, si todavía no has empezado, anímate a empezar.
Los cambios van a ser sutiles pero te aseguro que dentro de un tiempo te darás
cuenta o, como me pasó a mí, se darán
cuenta. Y quizás tengas la suerte que tuve yo de tener a alguien que me dijo “antes eras el directivo que menos me
gustaba, con el que nunca trabajaría, ahora eres el directivo que más admiro”.
Eso vale un imperio.
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