viernes, 23 de marzo de 2018

¿Te retas o te exiges?



Hoy estaba en clase de spinning y he visto que no era mi día. Así como siempre suelo conectar desde el primer momento y sigo los ritmos y las cargas, hoy no, me faltaba energía. Y es que me ha faltado desde primera hora…

Me he dicho, “OK Ana, no pasa nada, tú sigue pedaleando que algo harás”. La sesión constaba de 4 tramos, y en los dos primeros he ido a mi ritmo. Al iniciar el tercer tramo he aprovechado el momento en que ponían una canción con la que me es fácil conectar y me he dicho: “Ana, va, a ver si le sacas un poco más, que sabes que puedes, que sabes que luego te sientes mejor, nada, esta canción y basta” y le he dado un poco más, y luego otro poco, y luego, pues he pillado el ritmo y la carga. Y a partir de ahí, he seguido como siempre.

Sé que esto me funciona porque lo he probado de mil maneras y he visto que ésta es la mejor para mí. Tiene sentido porque cubre lo siguiente:

1.- Aceptar/aceptarse: reconocer y aceptar que ahora no conecto con mi energía, que es lo que hay, y hay que retarlo, pero con respeto.

2.- Retarse vs. flagelarse: el diálogo interno ha sido de amabilidad conmigo misma, pero no de indulgencia. Se pide, no se exige.

3.- Encontrar una motivación: sé que cuando trabajo, cuando me esfuerzo, luego me siento bien. Y lo sé porque cuando me siento de esta forma me observo y me digo “Ana, ¿ves lo que sientes al superarte? ¿ves que bien te sientes?, Ana, recuérdalo para otras veces”.

4.- Creer que cada momento cuenta, que cada esfuerzo cuenta: todo aporta, aunque sea una cosa nimia, un esfuerzo nimio, todo suma. Cada día amanece lleno de posibilidades, y hay que hacer lo posible para darle sentido al máximo de horas, minutos o segundos. Todo cuenta.

Cuando he acabado la clase me he dicho “Ana, ¿lo ves? Siéntete y utiliza esta sensación para el próximo momento que surja una ocasión en la que sientas que te falta energía

A veces, cuando pensamos en salir de la zona de confort, en el esfuerzo, en retos, lo identificamos con cosas grandes, y no atendemos suficientemente a los pequeños retos de nuestro día a día. Los pequeños retos construyen sin desgastar. Las grandes gestas desgastan y, a veces, no construyen (1).





(1) Esta sensación de superar el cansancio, o la tentación o el miedo… es similar a la que experimenta un ultrafondista o un ochomilista o… La diferencia es que estos retos desgastan el cuerpo, se cobran un peaje. Tus retos diarios construyen sin desgastarte, son discretos y pasarán desapercibidos si tú no les das la relevancia que tienen.

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