Hoy estaba en clase de
spinning y he visto que no era mi día. Así como siempre suelo conectar desde el
primer momento y sigo los ritmos y las cargas, hoy no, me faltaba energía. Y es
que me ha faltado desde primera hora…
Me he dicho, “OK Ana, no pasa nada, tú sigue pedaleando
que algo harás”. La sesión constaba de 4 tramos, y en los dos primeros he
ido a mi ritmo. Al iniciar el tercer tramo he aprovechado el momento en que
ponían una canción con la que me es fácil conectar y me he dicho: “Ana, va, a ver si le sacas un poco más, que
sabes que puedes, que sabes que luego te sientes mejor, nada, esta canción y
basta” y le he dado un poco más, y luego otro poco, y luego, pues he
pillado el ritmo y la carga. Y a partir de ahí, he seguido como siempre.
Sé que esto me funciona
porque lo he probado de mil maneras y he visto que ésta es la mejor para mí.
Tiene sentido porque cubre lo siguiente:
1.- Aceptar/aceptarse:
reconocer y aceptar que ahora no conecto con mi energía, que es lo que hay, y
hay que retarlo, pero con respeto.
2.- Retarse vs.
flagelarse: el diálogo interno ha sido de amabilidad conmigo misma, pero no de
indulgencia. Se pide, no se exige.
3.- Encontrar una
motivación: sé que cuando trabajo, cuando me esfuerzo, luego me siento bien. Y
lo sé porque cuando me siento de esta forma me observo y me digo “Ana, ¿ves lo que sientes al superarte? ¿ves
que bien te sientes?, Ana, recuérdalo para otras veces”.
4.- Creer que cada
momento cuenta, que cada esfuerzo cuenta: todo aporta, aunque sea una cosa
nimia, un esfuerzo nimio, todo suma. Cada día amanece lleno de posibilidades, y
hay que hacer lo posible para darle sentido al máximo de horas, minutos o
segundos. Todo cuenta.
Cuando he acabado la
clase me he dicho “Ana, ¿lo ves? Siéntete
y utiliza esta sensación para el próximo momento que surja una ocasión en la
que sientas que te falta energía”
A veces, cuando pensamos
en salir de la zona de confort, en el esfuerzo, en retos, lo identificamos con
cosas grandes, y no atendemos suficientemente a los pequeños retos de nuestro
día a día. Los pequeños retos construyen sin desgastar. Las grandes gestas
desgastan y, a veces, no construyen (1).
(1) Esta sensación de
superar el cansancio, o la tentación o el miedo… es similar a la que
experimenta un ultrafondista o un ochomilista o… La diferencia es que estos
retos desgastan el cuerpo, se cobran un peaje. Tus retos diarios construyen sin
desgastarte, son discretos y pasarán desapercibidos si tú no les das la
relevancia que tienen.
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