¿Por qué esta obsesión por estar bien? Parece que si no estás bien la mayor parte del tiempo es que tienes que cambiar alguna cosa, tu pareja, tu trabajo, tus aficiones, tu actitud … o tienes que seguir algún tipo de terapia o curso.
La vida no es así. Pasan cosas que no nos gustan, tenemos que lidiar con personas que hacen cosas que no nos gustan, y no hay nada ni nadie que nos asegure un camino libre de ello. Emociones como la tristeza, o derivados como el desánimo, tienen su función, y no hay que evitarlos. Ahora bien, una cosa es estar en ellos lo que toca y como toca, y otra regodearse y abandonarse en el sentimiento.
Pensé en todo ello a raíz de esta entrevista:
No hay que negar el sufrimiento, ni esquivarlo, ni regodearse en él, hay que afrontarlo.
Piensa en ello: lo que “nos viene” nos conviene saber afrontarlo, sin edulcorarlo y sin amargarse. Si “nos viene”, y perdonad la expresión, una putada, pues se encaja, lo mejor posible, y no es obligatorio buscarle ningún lado positivo. Una putada es una putada y punto. Y calificarlo como putada es mi decisión, y si lo es para mí, eso es: una putada. Nadie tiene porque convencerme de que no lo es, o de que es una oportunidad o… Si yo lo veo como putada es mi derecho, así como lo es desanimarme. También es mi derecho, si así lo decido, buscarle un sentido o verlo de cualquier otra forma.
Ahora bien, eso no quita que he de saber que tengo la capacidad y la posibilidad de encajar lo que “me viene”, de afrontarlo de distintas formas, y que seguro las hay que me van a facilitar mi día a día y las que me lo van a complicar. Ahí radica el “truco”, aprender a escoger la forma en que encajo.
Pregúntate si cómo lo estás encajando ahora te aporta valor o te lo resta. Si no te aporta valor, busca otra estrategia.
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