domingo, 5 de febrero de 2017

3 MITOS QUE PUEDEN ARRUINAR TU VIDA (2)



Hoy te hablaré del MITO 2.

MITO 2: una vida sin deseo es una vida mejor


Una vida sin deseo, una vida sin placer… suena a anhedonia ¿no?, y anhedonia es uno de los síntomas de la depresión profunda. Una vida con anhedonia no creo que sea para nada una vida mejor…



Hoy en día si te mueves, o lees libros, o artículos, en el ámbito de crecimiento personal, aparece a menudo el tema del deseo. Es más, si estás metido más a fondo en temas relacionados, o que beben de raíces budistas, seguro te habrá aparecido el tema de huir del deseo y de la aversión como un requisito sine qua non para alcanzar una vida plena (1).

Los sistemas fisiológicos que gobiernan nuestro reconocimiento, aprendizaje y respuesta ante lo que nos repele o asusta y ante lo que nos atrae, se ocupan de alejarnos de aquello que interpretamos como peligro, y de impulsarnos hacia aquello que creemos asegura nuestro bienestar y supervivencia (2).

Estos dos sistemas, potentes desencadenantes de comportamiento, han sido diseñados a lo largo de la evolución humana para mantenernos a salvo y saludables. El problema está en que fueron diseñados para entornos que ya no existen, y es fácil, muy fácil, que lo que sirvió en su momento ahora ya no solamente no sirva, sino que pueda jugar en nuestra contra.

Así que deseo y aversión son requisitos indispensables para vivir. Lo que va a llevarnos a una vida plena será cómo regulemos estos sistemas, de modo que nos sirvamos de ellos para mejorar nuestra vida evitando que nos lastren. Ahí está el camino a seguir, conocer cómo funcionan, darse cuenta de cómo aplican a uno mismo, y diseñar las estrategias adecuadas para sacarles el máximo provecho.

Vivir una buena vida, una vida que valga la pena, no significa pues renunciar a los deseos, significa precisamente lo contrario: significa aceptar tus deseos (3), reconocerlos, entenderlos, de forma que puedas escoger qué deseo persigues y hasta qué punto lo persigues. Significa encarrilar tus deseos de forma positiva y productiva. Significa darte cuenta de tus deseos de forma que canalices esa energía, ese motor, en la dirección adecuada.

Podrán decirte que, si reduces tus deseos, también reducirás tus desengaños, y eso es así. Pero hay una contrapartida, siempre la hay: sin deseo tampoco habrá pasión. Y, a veces, muchas veces, sentir pasión bien vale el riesgo de pasar por un desengaño (4).

¡Hasta el próximo mito! Pasa una feliz semana.

Notas y recursos adicionales

(1) Si te fijas bien, aunque hay citas atribuidas a Buda como: “Del deseo surge el dolor; del deseo surge el miedo.  Para aquel que está libre de deseo ni hay dolor ni mucho menos miedo”, Buda hablaba más bien del apego. Creo que el apego sería más asimilable a la adicción. Y ahí sí que surgen problemas. Te dejo un artículo interesante de Harvard sobre el tema: http://www.health.harvard.edu/newsletter_article/how-addiction-hijacks-the-brain

(2) Te dejo también un artículo de Stanford sobre estos circuitos: http://worldview.stanford.edu/blog/ask-neuroscientist-fear-reward-and-decision-making-tug-war

(3) Otro tema que me parece interesante es la diferente valoración que se hace entre el deseo de cosas o experiencias “materiales” y el deseo de cosas “elevadas” o “trascendentes”. Creo sinceramente que hay que darse permiso para celebrar las cosas materiales. Cuando estas cosas ni te definen ni te poseen, mejoran tu vida y la de otros.

(4) Pasar por desengaños, al igual que por fracasos, no es para nada malo, forma parte de nuestro aprendizaje.


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