domingo, 30 de octubre de 2016

Seamos sabios al afrontar nuestras batallas

En nuestra vida privilegiada, hemos sido los únicos con la suficiente inteligencia como para inventarnos tales agentes psicológicos estresantes, y los únicos lo bastante estúpidos como para permitir, con demasiada frecuencia, que dominen nuestras vidas. No hay duda de que poseemos la sabiduría potencial para desterrar su estresante tiranía” Robert M. Sapolsky

Desde inicios de setiembre te estoy desvelando (1) poco a poco toda una serie de automatismos de los que no somos conscientes y que afectan en grado sumo a nuestro bienestar.  

Sigo en este post en el apartado de: MECANISMOS DE SUPERVIVENCIA / mecanismos de lucha o huida

1.- Funciones biológicas
2.- Mecanismos de supervivencia
3.- Guiones
4.- Automatización de procesos
5.- Hábitos



Recuerda que acabé el último post preguntando: ¿Y qué pasa cuando utilizamos un sistema diseñado para responder a emergencias puntuales y eminentemente físicas, que implica un coste importante para el cuerpo, en una forma continua y para responder a temas para los que no está diseñado, para los que no es eficaz?

Pues la respuesta es: se provocan estragos en nuestro metabolismo (2).

Ahora bien, tal como te he indicado en posts anteriores, cada uno de nosotros es único, y la forma en que nuestros cuerpos y mentes se enfrentan a las situaciones varía de forma considerable. La forma en que percibimos el mundo y de relacionarnos con lo que acontece puede marcar la diferencia.

El Espíritu lleva en sí mismo su propia morada y puede llegar en sí mismo a hacer un Cielo del Infierno o un Infierno del Cielo

John Milton – Paradise lost –

Robert M. Sapolsky (3) nos indica posibles estrategias que pueden ayudar a relacionarnos mejor con las situaciones, y, así, evitar llegar al estadio de agotamiento:

-Encontrar una salida para la frustración: dar un puñetazo en la mesa, echar una carrera, hallar alivio en una afición… cualquier cosa positiva que nos distraiga de lo que nos estresa, que nos recuerde que en la vida hay más cosas. El ejercicio físico, por ejemplo, es un recurso muy eficaz ya que la respuesta de estrés prepara nuestro cuerpo para una súbita explosión de consumo de energía ahora mismo, y el ejercicio, al final, le proporciona al cuerpo la salida para la que se estaba preparando.

-Disponer de apoyo social: disponer de un hombro sobre el que llorar, una mano a la que agarrarse, unos oídos que te escuchen, alguien que te acune y te diga que todo va a salir bien.

-Disponer de capacidad de predecir: si tenemos información sobre cómo se desarrollará el proceso somos más capaces de elaborar estrategias para gestionarnos. Un ejemplo clásico es cuando estamos en el dentista: ¡qué diferente nos sentimos cuando nos dice que solamente queda uno más y ya está!

-Tener una percepción de que podemos controlar el proceso: tener autonomía, poder decidir…

-Tener una percepción de que la situación va a mejorar: tener esperanza…

Pero…no podía ser tan fácil: cierta falta de control y capacidad de predecir es lo que nos estimula, y sin estimulación la vida pierde atractivo. Un excesivo control puede ser paralizante y una ilusoria sensación de control, pensar que podemos controlar lo incontrolable, puede llevarnos al desastre. Tampoco el apoyo social y tener la percepción de que la situación va a mejorar ayuda siempre, ayuda el apoyo social adecuado, y que esa percepción se convierta finalmente en realidad.

Y ¿Qué quiero decir con esto? Pues que no podemos aplicar recetas. Si conocemos bien las reglas del juego, nos conocemos como jugador y observamos con atención cómo transcurre la partida, seremos capaces de aplicar las estrategias más convenientes en cada momento. Seamos sabios al afrontar nuestras batallas.





(1) Des-velar: quitar el velo. Estamos descubriendo los pequeños tiranos que nos gobiernan bajo el nivel de la consciencia. El “Mindfulness”, tan en boga hoy en día, tiene que ver con eso, con traer a la consciencia estos automatismos.

(2) Recurro una vez más a “Principios de anatomía y fisiología” de Gerard J. Tortora y Bryan Derrickson:

Los mecanismos homeostáticos del organismo tratan de contrarrestar el estrés. Cuando lo logran, el medio interno se mantiene dentro de los límites fisiológicos normales. Si el estrés es extremo, inusual o de larga duración, los mecanismos normales pueden no ser suficientes. En 1936, Hans Seyle, un pionero en la investigación del estrés, demostró que muchas condiciones estresantes o noxas desencadenan una secuencia similar de cambios corporales. Estos cambios, llamados la respuesta al estrés o síndrome general de adaptación (SGA), son controlados principalmente por el hipotálamo. La respuesta al estrés tiene lugar en tres pasos: 1) una respuesta inicial de lucha o huida, 2) una reacción más lenta de resistencia y, finalmente 3) el agotamiento.

Y cuando se llega al estadio de agotamiento “Las reservas del cuerpo pueden, finalmente, ser tan bajas que no logran mantener el estadio de resistencia y sobreviene el agotamiento. La exposición prolongada a altos niveles de cortisol y otras hormonas involucradas en la reacción de resistencia provocan desgaste muscular, supresión del sistema inmunitario, úlceras en el tubo digestivo y falta de las células beta del páncreas. Además, pueden ocurrir cambios patológicos si la reacción de resistencia continúa luego de que el estresor fue eliminado.

(3) ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? Robert M. Sapolsky



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